Buceadores en mi mare tenebrosum

domingo, 29 de marzo de 2009

Las cosas en calma

Alucinante. Hacía ya mucho tiempo que esto no duraba. Ni complicaciones en mi vida, ni en mi círculo, ni en mis estudios (tengo mañana un examen que me sé bastante bien y el único trabajo que tengo es uno de ética del que he elegido un tema que me interesa).
Este fin de semana lo he pasado bastante bien y tranquilo. El viernes terminé los deberes. El sábado me dediqué a ver unas películas. Por la tarde, fui con mis padres y mi hermana a enseñarla a montar en bici. Fue muy bien y relajado, pero llegó el primer y único tropezón del fin de semana: mi padre intentó enseñar a conducir.
Y ahora quiero hacer una breve (y breve es un eufemismo) reseña acerca de mis características heredadas, es decir, las que me han sido transmitidas por mis padres y mis otros familiares.
Y es que, desde niño, me ha dicho todo el mundo que, a pesar de parecerme físicamente a mi padre, tengo las características psicológias y sentimentales de la familia de mi madre: ironía, sarcasmo, mal genio, gusto por la cultura (mi tía Litertura), mi poco apego por la fiesta (la misma tía), mi gusto por hablar (mi tía Lentes)...
De la familia de mi padre tengo mi obstinación (mi abuela), mi pesimismo (mi padre), que mo lo tomo todo muy a pecho (mi padre)....
Me encantan todas estas características, no sólo porque son mías, sino porque son la herencia de mis antepasados, y las llevo con orrgullo.
Pero hay una característica de mi padre que espero no heredar (además de la alopecia) y esta es la falata de paciencia.
Por desgracia poco a poco esta se va haciendo más palpable. Y eso, unido con mis otras características, me han hecho desarrollar iracundidad. Ojo, no hay que malinterpretarme, pues no me considero una persona violenta (ni lo soy), pero esto no quiere decir que no pueda hacer el mismo daño o más que levantando la mano.
Bueno, continúo. Nunca había conducido antes, y no soy que digamos habilidoso físicamente hablando. Entonces mi padre, en vez de explicarme tranquilamente lo que tenía que hacer, me puso en el volante, me dio un curso expres de lo que era cada cosa y tuve que descubrir yo solo mi funcionamiento. Bueno, pues hubo un momento que no se que pasó, pero el caso es que se puso a gritarme como un poseso, y yo me bloqueé, que es lo que me suele pasar en situaciones de estrés.
Hice lo qe me pedía, me bajé del coche, me aguanté las múliples e hirientes cosas que pasaron por mi cabeza, y me sentéatrás, invitándole a ocupar el asiento de piloto. Este ha sido la única negra mancha que ha ensuciado la impoluta sábana de mi fin de semana.
El domingo aproveche para hacer un trabajo de ética porque los días anteriores tuve problemas con la línea de Internet. Después seguí viendo las películas y por la tarde fui al pueblo de mis abuelos.
Fui con mi tía Literatura, mi amigo Khalo y su madre a hacer una ruta de subida a un castillo medieval (pista para los que quieran saber de donde soy: el castillo está fuera de España, asi que teneis cuatro paises lo suficientemente cerca [Marruecos, Portugal, Andorra y Francia]).
He venido a casa, me he dado una ducha celestial y, tras ver Aída, he escrito esta entrada.
Un saludo amistoso de vuestro buen amigo:
De Cotilla a Confidente

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