Buceadores en mi mare tenebrosum

domingo, 15 de marzo de 2009

Siempre nos quedará Paris

Bueno, ya he hablado de la literatura y del teatro, asíque solo me falta hablar de la versión nueva de ambas: la televisión y el cine.
Ambas artes escénicas, aunque muchísimo más frias e impersonales que el teatro, me hacen meterme en la escna casi de la misma manera. Desde luego, aunque del mismo origen, hay años luz entre ambos.
El teatro, aunque más cercano y más trabajoso (y por qué no decirlo tambien más caro) es un poco más increible; me explico: el teatro, a pesar de ser un arte en el que sientes a los artífices, los comprendes, eres capaz de imaginar u trabajo, es algo más irreal debido a que a falta de uns escenarios más trabajados debido al poco tiempo entre los actos y las escenas y a la falta de grandes efectos especiales. El cine es otra cosa. Es impersonal, lo reconozco. Además, los actores no tienen por qué aprenderse el guión. La mayoría de los que escalan la fama se precipitan al abismo del vicio. Pero... es tan real.
Es como el televisor. Esas historias que te las crees. Tienes que pensarlo para darte cuenta de que no es real. Escapaz de emocionarte, hacerte reir o hacerte empatizar con todas las sensaciones en general. El que nunca haya llorado con una película o con una serie que tire la primera piedra.
En mi opinión, es una cuestión de efectos especiales, pero tal vez hay algo más.
El caso es que el cine y la televisión me han atraido desde niño. Todo empezó por los clásicos Disney: Blancanieves y lo siete enanitos, La Cenicienta, Pulgarcita, Pinocho, La Sirenita, Hércules, La Bella Durmiente, La Bruja Novata... Creo que fue esta última la que me despertó el gusto por la fantasía. Junto con Mary Popins (no se como se ha olvidado).






Todas estas películas, vistas por mí y por todos los miembros de mi familia cerca de una centena de veces cada una, han sido la base de la imaginación que he desarrollado. Desde el m"Treguna, Mekoides, Trecorum Satis Dee" de La Bruja Novata o el "Supercalifragilisticoespialidoso" de Mary Popins, hasta el "Eres tu mi principe azul" de la Bella Durmiente o el "No diré que es amor" de Hércules, pasando por el "Dame un silbidito" de Pinocho o el "Bajo del mar" de La Sirenita. Todas ellas marcaron una etapa de mi vida.
Despues avancé un poco. Aparecieron en mi vida los Goonies, las películas de fantasía, llegó Harry Potter y poco despues El Señor de los Anillos. Mientras tanto estaban las películas de la televisión. No eran muy buenas pero al menos eran entretenidas. Además, gracias a ellas conocí a Woopie Goldberg o a gente de la que no se su nombre pero que recuerdo con cariño gracias a las múltiples películas que me tragué de ellos y ellas. Entonces llegó al etapa DVD. La películas eran de otra calidad, y eran más creibles si cabe.
De esta época conservo recuerdos de casi todas. Además, esto me ha servido para conocer los clásicos clásicos que se reeditan en los periódicos. De aquí nacieron Romeo y Julieta y Casablanca.
Pero no solo el DVD me ayudó a descubrir los clásicos. De hecho, gracias a la televisión se me ha abierto el mundo del cine. De aquí nacieron Titanic, El caballero negro, todas las películas de secuestros, catástrofes naturales y viajes al pasado que he visto, además de la primera película de miedo que vi: La Guarida.
Pero dejemos la tele para otra sesión. Esta noche sustituiré mi depedida por esta frase que resume el tema del que estamos hablando:
To be continued...

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