Así que h voy a hablaros de mis otros amigos. Y es que, a pesar de que a mis quince años no me gusta salir con mis amigos, esta postura era difenrente a los diez. De hecho he sido muy precoz en ese sentido, y creo que de ahí ha venido mi repulsa a hacerlo ahora. El caso es que hablaré de esa gente con la que salía y el reducto que ha quedado de ellos en mi vida. También de lo que significó esta etapa: el inicio del cotilleo en mi vida. Y he de empeza presentadooslos.
Empezaré por mi buen amigo Trienio (llamado así porque lo conocí con la edad de tres). Inocente y algo bruto, es el que menos salía con nosotros en l pandilla, pues iba a ayudar a su padre en el campo y llegaba cansado todas las noches (o eso nos decía).
Despues os presentaré a la Greñu, llamada así por su melena negra. Con ella era con una de las que más chocaba, pues teníamos unos caracteres muy difenrentes.
Luego os presentaré a Cacica, persona terriblemente dominante con la que también chocaba estrepitosamente (y aun sigo chocando, pero por suerte su caracter se va calmando).
Ahora os hablaré de Michi (llamada así porque ella y su novio están como Michi y Josirín de Sin-Chan). Es una persona bastante picanza y además muy sujestionable, pero me llevo bien con ella.
Pink Panter es una de las personas de mi pandilla con la que mejor relación mantengo, pues no hemos perdido el contacto pues seguimos yendo juntos a clase. Es una de las que más ha evolucionado en todos estos años, perdiendo casi totalmente su timidez.
Por último (pues los demás dejaron nuestra pandilla fugazmente por múltiple guerras civiles que sufrimos) voy a hablaros de otra de mis amigas, con la que también mantengo una buena relación. La llamaré Xirgú, por su habilidad para el arte dramático. Siempre nos hemos llevado bien porque ella tiene un caracter temperamental que sabe tener atado y que se como controlar. Además, no hemos perdido la relacion con los años como me ha pasado con casi todos los demás.
Pero ya dejaré de hablar de ellos (ya dedicaré una entrada a mis amigos y compañeros de clase del presente), y me centraré en el impacto que tuvo sobre mí esta etapa.
Y es que en esta época me tocó despabilarme o morir. Cuando un grupo intenta arrastrarte, tienes que endurecer el caracter. Y lo hice de más. Xirgú me comentó el otro día lo que chocaba con las otras, y aun recuerdo una discusión monumental un día que dejaron de lado a Pink Panter el día de su cumpleaños.
Pero lo importante vino cuando no querían contarme nada de sus vidas, de lo que pasaba (pues en esta época se crearon los noviazgos de juventud). Así que como quien tiene la información tienen el poder, y la curiosidad es la madre de la sabiduría, y yo siempre he ambicionado poder y sabiduría, me tocó aprender a cotillear.
Y me hice todo un experto; interceptaba notas de las manos con la maestría de un carterista, mi oído desbancaría al de supermán, y empecé a desarrollar la intuición. De hecho, llegué a plantearme escribir una revista (Sallitoc), donde contara lo que pasaba.
El caso es que al final sabían que, o me lo contaban en confidencia, o me enteraba a lo bruto y encima corrian el riesgo de que lo contara.
Entonces, una noche, la Greñu inaguró la conulta. Me llevó un poco lejos de los demás y comenzó a contarme sus problemas. Esa misma noche tuve dos o tres consultas más, y tabién fue la noche donde fragüé el títilo de mi futura biografía (sillegaba a escribirla): De Cotilla a Confidente: historia de un drama moral.
Desde entonces hasta ahora ha pasado mucho y, aunque he evolucionado en mi faceta de psicólogo, mis setidos cotillas por desgracia se han atrofiado.
Bueno, tal vez otro día siga con lo del cotilleo (de hecho me he planteado publicar en varias entradas El Arte del Cotilla por Cot Con, para que las generaciones fturas puedan continuar mi labor, generaciones jóvenes y vitales). Hasta mañana, espero que descanseis y que todos vuestros deseos se hagan realidad. Se despide con cariño:
De Cotilla a Confidente
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