Buceadores en mi mare tenebrosum

viernes, 20 de marzo de 2009

Hoy estoy mal

Y siento que seáis vosotros mi paño e lágrimas, pero es que quiero desahogarme escribiendo para mí (como he hecho ya otras veces), quiero sentirme escuchado y no quiero que nadie me conteste de viva voz, y menos aun una persona que conozca.
Empezaré por el principio contándoos una cosa que saben muy pocas personas: me siento una mierda; se que soy mala persona, crédulo, egoísta...
Y eso me ha hecho mortificarme muchas veces. No os imagináis las veces que me he volcado sobre la almohada escribiendo mentalmente mi carta de suicidio (tranquilos, es un método de superación que consiste en caer en la ruina emocional y levantarte como una rosa tras un sueño reparador; lo hacen algunas personas que conozco), las veces que me he llamado egoista por pensar siquiera en despilfarrar el dinero de mis padres, y luego la rabia que he sentido no tanto ya por renunciar a lo material, sino por envidia de que los otros lo tuvieran, y después martirizarme por ser egoísta y envidioso en un mundo en que siete de cada diez personas sobrevive con menos de un euro al día. No os imagináis lo que es luchar por unas notas casi perfectas, deprimirte por no lograr su perfección y comprobar como otros que se han esforzado menos reciban recompensa porque "solo les han quedado tres" (ojo, no me molesta que eso pase con las personas que se han esforzado más y no han conseguido lograr los objetivos), sentir el dolor de que te digan que "para qué tantos sobresalientes ahora, si el título te lo van a dar igual", frase que viene incluso de profesores; escuchar la frase "muy bien, sigue así, pero tienes que salir más", ignorando que me quito incluso horas de sueño para obtener esas calificaciones, y que salir más me supondría sacrificar nota, y por extensión mi futuro; es durísimo estudiar y que no le den valor a tu estudio, vale que he de hacerlo por mi, vale que es mi obligación, vale que lo que digan los demás no debe importarme, pero es muy duro que no reconozcan tus esfuerzos.
También me resultan duros los problemas de mis amigos. Cada uno los siento como si fueran míos, cada uno supone un trastorno en mi vida, que me incapacitan para llevarla con normalidad, y luego sentir que el favor te lo están haciendo ellos a ti, sentir que no ha servido de nada, o, si lo ha hecho, sentir que tu colaboración no ha sido apreciada, que tu has sido como un clínex: usar y tirar.
Me duelen mucho las críticas a las personas a las que aprecio, a las cosas en las que creo y a los frutos de mis esfuerzos. Cierto es que yo soy muy criticón, pero no puede decirse que critique las creencias de los demás ni ponga en duda su trabajo.
También es cierto que soy un ególatra, salta a la vista leyendo mi blog, pero, ¿no tengo el derecho de pensar en mí y en mi bien? ¿No puedo permitirme salir de esta fachada de hermana de la caridad que tengo y ser yo mismo, ser una persona con deseos, inquietudes, miedos y opiniones?
Luego está lo de hipócrita: ¿tengo yo la culpa de rotar mi personalidad para defenderme? ¿Acaso no espera todo el mundo ser tratado bien siempre, a pesar del estado de ánimo de su interlocutor? Ya estoy harto de ser el hipócrita o de ser el maleducado por ser demasiado sincero. El caso es protestar, el caso es pagarlo con el más débil en apariencia. Y luego dicen que no es necesario defenderse de nada.
Es cierto que no salgo con otros chicos y chicas de mi edad (ni de otras), pero eso no es excusa para criticarme, para llamarme soso (como han hecho miembros de mi familia), para decir que no disfruto de la vida. ¿Quien sabe si disfruto o no? ¿Quien puede decidir lo que quiero hacer más que yo? ¿Quien ha dado carta blanca para criticarme por todo, para ser el blanco más fácil, solo por no estar ahí para defenderme?
También es cierto que nunca me he enamorado pero, ¿créeis que es justo que mis amigos piensen que no tengo sentimientos, que soy de piedra, que nos los comprendo y que no los necesito a mi lado por ese detalle? ¿Que la gente crea que soy menos guay por no haberme liado con nadie, aunque no amara a esa persona? Me da igual lo que piensen, pero las cosas se acumulan, y al final estás en un punto en que si llevas mucha carga a la espalda, llega un momento que el peso de un alfiler puede contigo.
Estas cosas duelen mucho, sobre todo si tienes una autoestima bajísima como la mía. Y por eso me he inmunizado, volviéndome frío, pétreo, huraño en incluso agresivo con los demás. Y eso no ha servido de nada.
Es más, mis amigos más íntimos creo que me consideran el anticristo. Todo el "mal" que hago a la humanidad con mis críticas y consejos, todo el chantaje con el que amenazo, todas las veces que no he podido ayudar por anteponer las cosas a mi fututo... Y luego, como dice el refrán "todos los pájaros comen trigo, pero solo se ven los pardales". Por desgracia, soy el pardal, y, además, las otras aves piden mi cabeza.
Cada vez me siento peor.
Estas reflexiones las he tenido muchas veces, pero he de contaros el desencadenante de hoy: hemos tenido una charla en la iglesia sobre la cuaresma, y ha venido un sacerdote joven a dárnosla. Este hombre he hecho una pregunta sobre un hecho bíblico, y no la he contestado por vergüenza (lo siento, he sido un autentico borrego y un cafre heterónomo, me he dejado llevar por los demás; no tengo excusa, lo sé, pero aun así lo siento). Este hombre ha empezado un discurso a modo de reprimenda sobre que hacemos los hecho religiosos que hacemos sin saberlo, que (y en esto le doy la razón) la gente que se confirma por ser padrino o madrina son todos unos hipócritas, y que, en lo que a la religión se refiere, la gente no busca la religión, sino magia, pues busca usar a Dios para usarlo en su propio beneficio.
Estas palabras son lógicas, pero hay algo que me ha dolido: ha generalizado. Me he sentido fatal, me he sentido hipócrita, me he sentido como si no fuera digno de ser cristiano, y he sentido que eso de ir a misa todos los domingos (cosa que hago) no sirve de nada.
Después nos ha hecho un juego psicológico. Nos ha guiado en un viaje mental y, después, ha dicho como éramos según las elecciones que hubiésemos tomado en ese viaje. Mi interpretación ha desembocado en que soy una persona que no considera importante a ninguna persona en su vida, que no me preocupo lo suficiente por los estudios, que soy materialista y que no me enfrento a los problemas de cara.
En el tercer juego me di cuenta de lo patético de mi vida, cuando nos hizo imaginar una casa toda llena de fotos, y cada foto contenía un momento feliz para nosotros. Apenas fui capaz de evocar un par de fotos, y la más reciente de ellas era de hace seis o siete años.
Se que ese hombre lo hizo con buena intención, para ayudarnos a reflexionar y para hacernos recordar momentos felices y gente que nos quiere, pero yo salir mucho peor de lo que entré.
Me sentí sucio, hipócrita, frío, deshonesto, vago... En el camino a mi casa y ya cuando llegué a ella todo fueron reflexiones y malos pensamientos.
Después fui al teatro, para evadirme. A la vuelta, me encontré con una amiga y le conté esto. Me confirmó lo que me dijo ese test psicológico. Según ella no tengo a nadie importante en mi vida, soy incapaz de sentir cariño por nadie. Eso me lo confirmó, pues a ella creía haberla ayudado y apoyado, y, además, como me cogió en una época de intento de renovación interior, me puse a ayudarla aun con más ánimo, quitándome el sueño, apoyándola. Y si ella me dice que no considera que es importante en mi vida y que nadie lo es, será que es cierto.
Me he repetido tantas veces que el mundo estaría mejor sin mi que no se como sigo sin caer en una depresión. La verdad, pienso que si he aguantado tanto es por conservar el único instinto altruista que estoy seguro de que tengo: el de no incomodar a mi familia.
Siento haberos aburrido, incluso quizás haberos asustado. Tranquilos, estaré bien. Mañana ya se me habrá pasado. Siento si he molestado a alguien que se haya dado por aludido, no es mi intención. Nadie me tiene que pedir disculpas por esto, no es su culpa, sino mía. De hecho soy yo quien tengo que pedir disculpas por todos mis defectos y por todo el mal que supuestamente he hecho a la gente. También por todas las veces que he melodramatizado y que me he quitado las culpas.
Se que he obrado mal, si no, nadie me habría mortificado tanto, ni me habrían juzgado por nimiedades, a pesar de haberme cayado en cosas más graves.
Buenas noches. Siento haberos molestado. Hasta mañana. Se despide:
De Cotilla a Confidente

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