Buceadores en mi mare tenebrosum

domingo, 14 de junio de 2009

Por suerte, siempre me quedó el cine II

Si, si, ya lo sé, dos entradas en un mismo día no es normal, pero me sentía mal dejando a medias la primera entrada. Lo siento, pero tengo ganas de llegar, por lo menos, al final de las romanticonas, para haceros una breve (y como siempre breve es un eufemismo) reflexión acerca del amor (como prometía a Arual en su blog). Y hablando de blog interesantes, tengo (por suerte y por fin) una seguidora, Elena, a la que quiero recomendar encarecidamente, porque su blog, La voz de mi silencio, es muy interesante, no solo por las entradas, sino que también por la estética. Te agradezco que me sigas, porque me ha hecho muchísima ilusión.
Bueno, tras los agradecimientos, vamos al grano. Y me apetece hablar primero de la que he visto hoy: Sexo en Nueva York (o como me gusta más, en la versión original, Sex and the City). Definiré esta obra en dos palabras: sin palabras. Son dos horas y media que te parecen media hora. El vestuario es incomparable, y el uso de la publicidad encubierta es simplemente descarado. La historia es inmaculada desde el punto de vista artístico y argumental. Los personajes están perfectamente pulimentados, y no son nada contradictorios (algo que no es muy común, pero tal vez se deba a que los guionistas ya tienen esperiencia). El argumento es el siguiente: Despues de 20 años de vida en New York, Carry, Samanta, Charlote y Miranda nos muestran sus vidas, que siguen igual de desenfrenadas y alocadas que siempre, pero algo va a cambiar en las vidas de todas y cada una de estas adictas a las compras. Pero lo mejor de esta obra es que no te muestra el amor como algo idílico y purísimo como el amor mariano. No se encuentra el amor porque aparezca en tu puerta, no se crea con una mirada. El amor sigue siendo amor a pesar de los problemas, pero debe afrontarlos, debe reaccionar ante ellos con enfado incluso: el amor no es la ausencia de problemas ni de odio, sino la capacidad de sobreponerse a él y notar como el amor es capaz de hacerlo huir con una sola mirada. El odio y el amor son hermanos y van juntos, pues, ¿como vamos a conocer lo que es el amor si no tenemos el odio como elemento contrario para compararlo? Se ve más fácil con el ejemplo del bien y el mal: si no existiera el mal, ¿acaso podríamos saber lo que es el bien, podríamos apreciar la felicidad, la bondad, la luz, la inocencia? Bueno, creo que me he adelantado con mis reflexiones acerca del amor. Pero antes de dejar Sex and the City, me gustaría hacer la única crítica con respecto a esta creación ¡¡¡¿POR QUÉ LOS PUÑETEROS PRODUCTORES DE LAS PUÑETERAS CADENAS GRATUITAS NO SE GASTAN LOS PUÑETEROSÑ MILLONES QUE SE GASTAN LOS PUÑETEROS PUBLICISTAS EN COMPRAR LOS DERECHOS DE SERIES DECENTES EN VEZ DE GASTARSELO EN EL PUÑETERO FÚTBOL, LAS PUÑETERAS MOTOS Y LA PUÑETERA FÓRMAULA UNO?!!! Ahora respiro, me relajo, encadeno al homicida que todos llevamos dentro para no poner una bomba en la tele y vuelvo a respirar profundamente. DCAC (voy a empezar a nombrarme a mi mismo con las siglas, porque he elegido un nombre muy largo; lo he hecho a inspiración de Sé lo que hicisteis [SLQH]), respira, piensa en todas las series buenas que te han ofrecido: Friends, Embrujadas, Bones, La Chica de ayer, Entre fantasmas...
Vamos a la siguiente, porque me estoy enervando, pero una advertencia: el nombre de Sexo en Nueva York engloba tanto Nueva York como el sexo, así que abstenganse los que no quieran esas escena.
Vamos a una películalo suficientemente bella para que se me pase el cabreo de la privación de la maravillosa serie de la magnífica Sara Jessica Parker. ¡Ah, ya sé! Vámonos al Moulin Rouge. No creo que tampoco merezca la pena una presentación, pero es que necesito presentarla. ¡There was a boy, a really extranger enchanted boy! Y es que esta película tengo que presentarla con las mismas palabras textuales con las que empieza la obra maestra. Sólo tengo que decir quien es la protagonista: Nicole Kidman (la mi Nicole). Brillante la obra. Un film de amor trágico, el amor más grande que ha existido, según la propia definición de la película. Pues, y sigo citando textualmente, lo más grande que te pueda suceder, es que ames y seas correspondido. Ahora vamos con el argumento propiamente dicho: la obra es contada en primera persona, o mejor dicho, escrita en primera persona por el propio protagonista, Christian. Es una historia que, como Crónicas de Una Muerte Anunciada de Gabriel García Márquez, comienza contándote el final, que el gran amor de Christian, una cortesana llamada Satine, está muerta. El escritor bohemio que se muda, un año antes del tiempo presente (considerado como el tiempo en el que está escribiendo la historia) al parisino y también bohemio barrio de Mont Matre para lograr los ideales bohemios, especialmente el amor, el amor verdadero. Por casualidad, se involucra en un grupo de actores bohemios para escribir el guión de su obra, Espectacular Espectacular... y hasta aquí puedo leer. Pero lo más espectacular de la obra es las versiones de canciones clásicas tan famosas como All you need is love de The Beatles, I will always love you de Withney Houston, Show must go on de Queen o Like a virgin de Madonna, entre otras.
Ahora vamos con una obra de arte de la comedia inglesa (a pesar de que su actriz principal es estadounidense), un regalo de la autora Helen Fielding: El Diario de Bridget Jones, y El Diario de Bridget Jones 2: Sobreviviré. Llevada al cine por Sharon Maguire (estoy intentando conseguir los libros para leermelos), Bridget (interpretada por la gran Renée Zellweger) es una treintañera soltera y sin compromiso, con una madre dominante y muy activa que mangonea a su marido e intenta buscarle marido a su hija a toda costa a su pobre y fracasada hija sin novio y con tres vicios principales: el alcohol, el tabaco y los éxitos pop de los setenta. Obsesionada con encontrar el amor y perder unos kilos, tiene como impedimento a su madre, que intenta acercarla a Mark Darcy (Colin Firth), un apuesto pero serio abogado de derechos humanos, al que Bridge detesta en un primer momento. Pero al final entabla una relación con su jefe, Daniel Cleaver (el anormal de Hugh Grant). Será mejor que deje de contar antes de fastidiaros el final. Este es el principio de la saga de las dos películas. Renée está brillante en esta comedia. Intrerpreta a Bridget con una naturalidad casi sobrenatural, o mejor dicho, totalmente natural. En cuanto al anormal de Hugh Grant, es un cínico y no puedo aguantarlo, pero, aun así, hay que reconocer que está expléndido como Daniel, tal vez porque el seños Cleaver es igual de cínico y misógino que el señor Grant. Pero la película meree la pena. Es una de las mejores películas del mundo.
Por hoy creo que ya es suficiente, tal vez mañana u otro día continúe con las pelis, pero por hoy quiero terminar con una reflexión sobre el cine y el amor, sobre el amor y yo, sobre el cine y yo.
Como no sé ni por donde empezar, creo que tiraré por la tormenta de ideas, así que buscad una aspirina y ponedla cerca del ordenador, porque creo que la vais a necesitar. Esperad. Ya he traído la mía. Ya conocéis (si habéis leído mi blog), mi opinión acerca del amor. Pero no quiero discriminar a nadie, y mucho menos aburriros ni hacer buscar la entrada en la que lo mencioné, así que os lo recordaré. Para mí, el amor es como una droga: lo pruebas y te enganchas, mientras lo tienes estás como en una nube de felicidad, lo pierdes y te deprimes, surge el mono, y lo peor es que al ser algo que supuestamente no se puede controlar fácilmente, es mucho más fácil volver a caer. Pero, aun así, tengo complejo de Cupido. Confío en el amor por encima de todo, e intento por activa y por pasiva que nadie lo pierda, ser consejero, casamentero, carabina, paño de lágrimas y, sobre todo, fiel defensor del amor en caso de que una relación no basada en este acabe, pues no es poco común que la gente pierda la confianza escasa que se tiene en el amor en un mundo de odio. Nunca me he enamorado, pero, paradójicamente, sé lo que es el amor. Sé lo que pensareis, que soy un iluso, que no lo sabré hasta que no lo sienta, y que no tengo derecho a hablar de él hasta que no lo haya sentido, pero os aseguro que sé lo que es. No solo porque he amado a gente como si fuesen de mi familia, con un amor de amigo que roza el de hermano: así quiero yo a Khalo, Aceitoso, Pequeño Pony, Chavala, Masi o Allende, por ejemplo. Y además (y sabed que no pretendo ser ególatra, es más, me cuesta mucho decirlo, pues no me gusta hablar de ello porque a la mayoría de la gente le asusta, o le parece una estupidez), tengo una especie de don para entender los sentimientos de la gente, empatía, sobre todo si las conozco mínimamente. Es más, "canalizo" estos sentimientos, es decir, soy capaz de hacerlos míos, sentirlos; puedo deprimirme, alegrarme o sentir un amor incontrolable solo con que una persona que lo sienta, la que conozca mínimamente (a veces incluso sin ello) y hable con ella. Tal vez sea sólo intuición acompañado con la facilidad para interpretar el lenguaje implícito (tanto el lenguaje no verbal como el diferente uso que se da en según que situaciones al lenguaje verbal). Pero el caso es que últimamente, desde hace un par de meses o tres (no se si se debe a que tengo amor en mi círculo y la canalización es demasiado intensa y estoy intoxicado) miro al amor con otros ojos. Al final de Moulin Rouge y Titanic, que las he visto hace un par de semanas, terminé como si me hubiesen dado una paliza, pensando que el cine es un traidor por hacernos creer en el amor a primera vista, corto, feliz, intenso, pero sin futuro. Creo que por eso adoro Sex and the City, es bastante más realista. Desde niño, he aprendido todo de los libros, la televisión y el cine, y es ahora cuando me doy cuenta de que he vivido en un gran engaño. Creo que he fijado el listón del amor tan alto que he perdido la capacidad de enamorarme, pues he encerrado mi corazón en una torre tan alta que el amor no puede escalarla, y, mientras tanto, mi corazón se congela por la altura debido a las nevadas y los hielos, y mareado por el cambio de presión atmosférica. No quiero encontrar el amor, pero lo ansío, pero lo rehúyo, pero me rehúye, y, al mismo tiempo, nos buscamos, y se que el amor se siente a gusto conmigo, sobre todo cuando lo evoco en mis relatos. No se hasta que punto busco el amor o hasta que punto es solo una relación laboral (como psicólogo y como amago de aspirante a aprendiz de pseudo-escritor). Pero el amor está ahí, y no puedo negarlo, no quiero negarlo. Se que me ha buscado, pero no sé con que intenciones, ni por qué. No lo siento hacia nadie, al menos no ese amor pasional que hace que no puedas dejar de sonreír, que tu mente no se aparte de esa persona, que se te haga un nudo en la garganta, que el corazón rebote contra tu cráneo y que tu estómago se pueble de mariposas cuando ves a esa persona (a que me se bien la teoría). Pero me inquieta. Avisó que venía a través de los sueños, y ahora (como pasó con el Ángel de la Muerte en Embrujadas, que llegó antes de tiempo para conocer a Chris, porque era especial) el amor se ha instalado en mi vida, sospecho que para que lo conozca, pues un cambio va a llegar a ella, el caso es saber cual. Bueno, creo que me he pasado de pesado. Siento el aburrimiento y la jaqueca; gracias por escucharme. Se despide con amor:
De Cotilla a Confidente

1 comentario:

  1. Hola!
    Ante todo agradecerte que me menciones en esta entrada, muchísimas gracias.
    El amor?, tema complicado, pues hay tantas clases de amor. . .,aunque por lo que leo hablas mas del amor de pareja.
    Yo, para nada creo en el amor a primera vista, si alguién lo cree, lo respeto pero es una gran MENTIRA, mas bien seria una atracción o un simple encaprichamiento, jejeje.
    Alguién me dijo una vez que cuando me enamorase sentiria maripositas en el estómago, me reí mucho, pues bien, mariposas no eran, de ello estoy segura pero un par de veces he sentido un cosquilleo por el estómago y creo que es a lo que se refería esa persona, pero tampoco era amor, era mas bien. . . admiracion.
    Cada persona es un mundo, sentiremos el AMOR de maneras diferentes, por ello no es bueno generalizar y mucho menos en este tema.
    Corazas, nos ponemos todos dia tras dia por miedo a sufrir, no dejando que el verdadero amor aparezca o salga a la luz.
    ¿Seremos idiotas?, creo que en parte sí.
    Me ha resultado familiar lo que dices de que canalizas los sentimientos, a mi tambien me pasa, no siempre, soy sincera, pero lo paso realmente mal, aunque este es un tema para hablar con calma y con ciertas personas, pues cosas que se salen de lo "normal" resultan ser causa de mofa, burlas y demas.
    Pues nada DCAC, nos seguiremos leyendo.
    Un besazo.

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