Buceadores en mi mare tenebrosum

jueves, 25 de junio de 2009

Perdonad por el abandono darlings y darlingsas:

Pero es que, a pesar de estar de vacaciones, no he tenido ni tiempo ni humor para escribiros. Y es que el sábado tuve la cena de fin de curso, y como sabeis no es que sea una persona especialmente carismática en cuanto a relaciones sociales se refiere. Ya he dicho en otras ocasiones que no suelo salir los sábados con mis compañeros de clase, si bienes cierto que todas las noches me paso con mi círculo (Masi, Chavala, Pequeño Pony y Aceitoso) dando cueltas a la calle cerrada de unos 100m donde vivo hasta las dos o las tres de la mañana. Bueno, continúo poruqe, como siempre, me estoy yendo por las ramas.
Bueno, la cena me trastocó los nervios en lo que se refiere a enfrentarme en un terreno desconocido para mi a mis compañeros de clase con los que casi no comparto ninguna afición ni tengo muchos temas de conversaciones afines (o eso es lo que esperaba, dado el trato que tienen conmigo en el instituto). Durante la tarde estuve hablando con mi Pequeño Pony, así que procuré mantener la mente ocupada, y evité enfrentarme a vosotros, pues si escribiera me vería obligado a enfrentarme a la realidad y rajarme, pues tenía escusas de sobra, pues estaba empezando con nauseas y un tremendo malestar estomacal desde el día anterior.
Pero al final fui y el balance de la noche fue bastante acepatable (teniendo en cuenta lo tremendamente exigente que soy, otra personal lo hubiese calificado de buena o excelente). La mesa fue más bien mala, pero la sobremesa fue soberbia (traducido al lenguaje de la gente que piensa que el Hotel Palace se merece, por lo menos, el calificativo de bueno). Conversaciones agradables entre platos que no lo fueron tanto (en esto fuimos unánimes todos los comensales). Unos pocos pedazos de alma robados en unas pocas fotos que consentí que me hiciese (es que la escusa de que soy masai o, en su defecto, miembro de alguna tribu africana es mi favorita para evitar que me hagan fotografías, porque la de que no soy fotogénico no me funciona como a mi madre), unas poca conversaciones vanales acarca de la calidad de la comida, de los estudios de cara al futuro (pues mucha gente se marcha a hacer un módulo de grado medio), de alguna afición comun... Todas estas conversaciones continuaron depués en el botellón, donde intentaron hacerme probar el alcohol unas 125.8 veces. Me quedé alucinando por las cantidades de alcohol que vi ingerir esa noche, y más aun cando hablaron de una vez que bebieon absenta o de lo comunque les era consumir vodka.
La verdad, no es que estuviese incómodo, pero estaba completamente rendido de sueño, así que me fui temprano, a las tres o así, pero no se que me pasó, que fue llegar a la cama y me desvelé, pasandome hasta las 4:30 o más leyendo. El domingo no tuve ganas ni de madrugar para ir a misa, así que me levanté tarde, pero, aun así, de muy mal genio. Y es que esto está siendo un punto en común, pero continuemos.
El domingo, como ya he dicho, el domingo me levanté tarde. Esa tarde, de todas formas, dormí unas tres horas y media de siesta, tal vez más. Fui al pueblo de mis abuelos maternos, estuve con ellos un rato y despues fui a ver a Khalo, que hacía tiempo que no lo veía con esto de los exámenes.
Por la noche, me salí a la calle, pero me recogí pronto, y, como siempre, me quedé leyendo, pero apagué pronto, a la una y pico o las dos.
El lunes me levanté a las ocho de la mañana, me tomé un zumo y fui a andar. Tras llegar a casa y dormirme otro rato (a pesar de las horas de sueño estaba agotado ypara ver si se me pasaba la mala leche qye me atacó de nuevo), me fui a la fiesta que una profesora nos dejó ceebrar en su maravillosa casa, más específicamente en su maravlloso jardín con su maravillosa piscina. La fiesta fue bien, sin sobresaltos, mucho mejor que la cena. Y, por supuesto, más larga, pues duró desde la una y media de la tarde (nostros compramos la comida y la asamos en su barbacoa) hasta las ocho y media de la noche, cuando nos pusimos a limpiar como posesos para que nuestro paso por esa morada fuera lo menos traumático posible.
Esa noche también me salí, y no se caracterizó por ser una de las más agradables por un pequeño malentendido con el estado de ánimo de una de mis amigas, que crei causado por mi, así que, si no estaba del todo bien (animicamente hablando) al comenzar esa noche, terminé por los suelos.
Al día siguiente volví a levantarme temprano, me hice esta vez yo el zumo (en este caso fue de naranja) y me fui a nadar. Llegué a casa con la misma cantinla de mala leche tras la ducha. Era incontrolable. Así que opté por encerrarme en mi cuarto, a esperar que se me bajasen los humos, que al parecer lo único que hicieron fue alimentarse de mi furia reprimida y crecer aún más.
Por la tarde estaba más tranquilo, así que estuve de humor para hablar con mi amiga y solucionar el malentendido, pero para mi desgracia, me contó una desgracia que me ha tenido sin respirar hasta hoy. Por la noche no salí a la calle porque mi círculo habñia sido raptado por El Internado, así que, a pesar de mi jaqueca, permanecí en casa sin despejarme y leyendo, para (y esto me avergüenza decirlo, siendo un amante de la lectura) cansarme la vista y conseguir dormirme. Lo logré a las cuatro, así que tomé la decisión de no levantarme a las ocho para ir a andar al día siguiente, para ver si podía descartar al sueño como el causante del mal genio que seguía invadiendome.
Pero, pordesgracia no encontré el motivo en la falta de sueño. Al día siguiente estaba igual, bueno, más bien igual con una nota bastante clara de hipersensibilidad. Por la noche, tras la siesta, todo me emocionaba de más, y mi lengua estaba más afilada que de costumbre, y aun así me salí a la calle. Pero por suerte tuve un tema de conversación que consiguio alejarme por un tiempo de las conversdaciones que pudiesen acabar con indirectas de las que pudiese arrepentirme.
Ayer también procuré no ir a andar temprano, pero tampoco sirvió de mucho. Es más, ayer llegue al punto álgido de mi "semana off". Tuve que dormirme a media mañana y luego de las seis de la tarde hasta las nueve y pico, y aun así estaba cansado. Salí a la calle para despejarme, pero fue peor el remedio que la enfermedad, pues llegué y lo primero que hice fue ponerme a soltar vorderías por la boca, además de lo más hiriente, pues puse el tono de voz sarcástico y atacaba donde más podía doler. Me apresuré a pedir disculpas y a advertir a mis amigos de mi estado de ánimo, pero aun así entre ellos y yo no conseguimos arreglar nada, pues se me unió la tremenda hipersensibilidad y me pasé toda la noche con los ojos vidriosos. No era capaz de distraerme con nada, todo lo que sentía era desasosiego, pena y, sobre todo, ira. Sentía como los sentimientos negativos se me aglomeraban en el pecho, o mejor dicho, a la altura del chakra del corazón (el que me corresponde gemológicamente hablando). Intenté canalizar esas malas energías hasta el chakra del tercer ojo para quitarme el malestar a cambio de una jaqueca de caballo, y parece que lo conseguí. Intenté mantener mi mente ocupada, y parece que logré algo de autocontrol: no me parecía justo que los demás tuviesen que aguantar mis malos humos, y menos cuando no han sido ellos los que los han provocado (o eso creo). Pero aun así mantuve toda la noche los ojos vidriosos. Y si a eso le sumamos que casi no como porque ha vuelto el virus estomacal (si es que es el virus el que me provoca las dificultades estomacales, y no es algo psicológico).
Y es que esto es lo más frustrante de estos estados de ánimo, que no lo provoca nada, al menos no conscientemente. Si habéis leído mis entradas antiguas sabréis lo que es un día “off”: irascibilidad extrema, falta de concentración, enfados sin motivos, sensibilidad, pagar con todo el mundo tus malos humos… Pero esta vez está siendo peor. Se le ha sumado el día sensible. De este día no he hablado tanto, pero seguro que no necesita mucha más explicación: cualquier cosa que pueda emocionarte (para bien o para mal) en un día normal, te afectará mil veces más, y no podrás concentrarte en nada más. Pero esta vez todo está resultando diferente. Puedo sobreponerme a un día sensible levantando más defensas ante mi ya amurallado corazón, puedo sobreponerme con una buena interpretación de actor al día “off”, incluso he conseguido que casi nadie note una combinación de ambos, pero esto es diferente. No se lo que es. Presumo de conocerme a mi mismo bastante bien para que ya casi nada pueda sorprenderme, pero esto es diferente. Es nuevo. Mi círculo dice que estoy menstrual. ¿Por qué narices tengo que sufrir yo la única desventaja psicológica que sufren las mujeres con respecto a los hombres (espero no ofender a nadie)? Es del todo frustrante.
Parece que hoy las cosas van calmadas, pues ayer me resultó imposible terminar esta entrada con el día sensible, pero hoy parece no afectarme tanto. A pesar de todo procuraré mantenerme alejado de canciones de Celine Dyon, Withney Houston o cualquiera de esas grandes que tienen el poder de emocionarme en un día normal, y de matarme en un día sensible. Lo mismo digo con películas como Titanic, Moulin Rouge, Sex and the City o cualquiera de ellas. Pero quien sabe, a lo mejor hago el experimento por mero masoquismo.
Pero me parece que hoy me toca el día sensitivo, que es el día en que intuyo más claramente el porvenir. Tal vez esta tarde me acueste a siesta para tener sueños, o haga una sesión intensiva de bibliomancia, pues he de aprovecharlo. De todas formas, se que este respiro no va a ser especialmente largo, pues veo claramente que algo se acerca, cada vez más patente, y tal vez estos días sean maneras que tenga mi cuerpo para mantenerme alerta.
Perdonad, me he puesto paranoico. Seguramente no sea nada, y lo único que necesite sea crearme una rutina para el verano.
Bueno, os dejo, siento haberos aburrido y usado de paño de lágrimas para mi melodrama. Muchas gracias por escucharme. Se despide con cariño:
DCAC

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