El martes vimos una peli en el Instituto: La habitación de Fermat, una película sorprendente no solo por ser española sino porque está ausente del elemento más típico del cine español de los últimos tiempos y que se ve plasmado perfectamente en el film Mentiras y gordas, el sexo público. No me sobreentendais mal, no es que sea un moralista obsesivo en intransigente que no ve bien las relaciones prematrimoniales y el sexo, es que una vez, otra vez, intentando haber quien es el director que más enseña con la menor edad límite choca un poco, quedando películas casi sin argumento como la ya citada Mentiras y gordas (que aun no he visto, pero que solo la crítica en Internet y por parte de mis compañeros de clase me llevan a imaginar y decir estos comentarios que pueden ser considerados atroces). El argumento de la Habitación de Rermat es el de cuatro matemáticos invitados a una cita matemática en la que se les plantea un enigma sin resolver. El anfitrión es un hombre que se hace llamar Fermat. A todos ellos les ha dado también nobres de matemáticos famosos. Entonces el tal Fermat recibe una llamada del hospital, y tiene que salir, dejando la chaqueta tras de sí, y también una PDA. Cierra la puerta y... hasta aquí puedo leer. Vedla y no os arrepentires, y,si quereis, me contais despues. Pero esa tarde se me presentó un conficto, ir o no ir. Os cuento.
Hoy he tenido una excursión, para recoger un premio que se nos ha dado. Saliamos a una hora a mitad de la mañana, pero las primeras horas había que ir a clase. Pero mis compañeros se negaron a ir, y quedaron para no ir al día siguiente. Yo me negué. y esa tarde tuve el conflicto de ir o no, así que preferí elegir rápidamente para evitar el pensamiento rumiativo, y, entre lo ocioso y lo legal, elegí lo legal, aunque me encontrara con mi profesora únicamente en clase. Por suerte hoy no he etado solo, he tado con dos compañeros más. Luego hemos ido a recoge el premio a la ciudad, unas palabras de los organizadores, la entrega de premios, un catering y a casa. No ha estado mal.
Sigo con ayer por la tarde (perdón por este desorden temporal); estuve en catequesis y subí al campanario de la iglesia de mi pueblo con un catequista. Despues, por la noche, me tocó el día prolífico, así que no lo desaproveché y me puse a escribir. Bueno, os dejo, hasta mañana. Con cariño:
De Cotilla a Confidente
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