Buceadores en mi mare tenebrosum

jueves, 9 de abril de 2009

El chip de las vacaciones ha actuado sobre mi como un virus:

Ha atacado totalmente mi modo de vida, impidiéndome hacer ni el más ínfimo trabajo (salvo ayudar a algún amigo con asuntos escolares).
Como no entro en contacto con vosotros desde el sábado, os haré un breve resumen sobre lo que ha acontecido desde entonces hasta hoy y la repercusión que ha tenido esto en mi vida.
El domingo me levanté temprano para hacer una ruta de 25km en una zona que linda casi con una de las fronteras españolas. La completé en 4 horas y media. La hice con mi tía Literatura, con mi amigo Khalo y con su madre.
Me lo pasé genial. Adoro el senderismo. Es estar en contacto con la naturaleza, es relajarte, olvidarte de todo, contribuir a tu salud y, además, mientras se practica se pueden realizar cuatro de mis actividades favoritas: reflexionar, crear, hablar y escuchar música.
Llegué a mi casa algo cansado pero mejor que el año pasado. Me duché, me acosté a siesta, me senté relajado en el campo de mi abuela a mirar a la nada y a pensar en blanco, a relajarme, a entrar en contacto con las vacaciones. Y es que esa sensación que era casi de desasosiego casi había desaparecido ese día. Llegué a casa, me puse a ver Aída, y no fui capaz de dormir hasta bienentrada al madrugada, a pesar de haberme acostado a las doce y media. Como no conseguí conciliar el sueño, me puse a leer (he emezado el Perfume).
El lunes por la mañana estve con un compañero de clase ayudándolo con los deberes (tenémos ya planificados dos exámenes después de Semana Santa), y por la tarde volvió a atarme esa sensación mezcla de tristeza, desasosiego y tedio. El sin sentido de mi vida me ataca como la cobra a la magosta, dándole rápidos mordiscos, defendiéndose contra los ataques de su presa, mientra que la depredadora espera a que la mortífera pozoña que dejó escapar de sus dientes cumpla su efecto y se distribuya por todo el torrente sanguineo de su enemigo,
Por suerte para mí, mi organismo es capaz de neutralizar el veneno con el paso de algunos días. Pero no quiero adelantar caonteimientos violando así el orden temporal, pues no debes hacer a nadie lo que no te gusta que te hagan a tí.
Por la noche me acosté pronto. Me encontraba física y mentalmente agotado.
El martes me puse a ver películas. Por la mañana empecé a ver La Bruja Novata (la terminé despues de comer), y me atacó la melancolía de la infancia perdida (sí, conquince años ya tengo melancolía de la infancia perdida, que depresión).
Por la noche descubrí la que se ha convertido en una de mis películas de cabecera: La verdad sobre perros y gatos. La verdad es que es una maravilla de película, de historia y de reparto, y creo que fue el desencadenante de mi sueño de esa noche (al menos de su imagen).
Esa noche sé que estuve bailando con una mujer. De ella solo recuerdo sus balncos brazos apollados sobre mi hombro, lo esbelto de su cintura, que estaba sujeta por mis manos y su vestido azul electrico. Era de tirantes, sin un escote muy grande, ajustado bajo el pecho, y a partir de ahí caía con vuelo, como su tuviese encima una capa de gasa.
Lo máximo que soy capaz de recerdar de su cara y de su perfil es que tenía el pelo rubio y corto, y se adivinaban en su cara las facciones de Nicole Kidman (mi actriz favorita). y creo que esta mujer es un símbolo, ya que primero Nicole es mi actriz favorita, y segundo, Una Thurman era una de las protagoniatas de la película de la noche anterior, y suelo confundirla con Nicole.
De nuevo he acudido a los diccionarios de sueños, y esta es la información que he sacado: alegría y felicidad en general si baila en un sueño, tendrá una buena suerte que no esperaba. Los sueños en que bailamos o vemos bailar siempre tienen un marcado sentido sentimental y erótico y, por ello, es muy importante recordar si el sueño ha sido agradable o desagradable. En el primer caso es un buen presagio para nuestros éxitos amorosos. Un sueño en el que está bailando representa la libertad sin barreras y el equilibrio con uno mismo. También simboliza la alegría, la elegancia, la sensualidad. Por otra parte, bailar en sus sueños puede significar la unión de la parte femenina y masculina de su ser. Soñar que ve a gente joven bailando, significa que en la vida todo le será fácil de conseguir y podrá gozar de una vida agradable y sin problemas. Soñar que estás bailando, significa que le sorprenderá la buena fortuna: la loteria, una herencia,… Si sueñas que vas a ir a un baile, significa que eres feliz y lo estás celebrando. Rechaza la tristeza. Para ti la frase "bailar con la vida" te sugiere, ser creativo y dejarse llevar por la vida, coger lo que la vida le ofrece en el momento que se lo ofrece, porque no quiere perder ninguna oportunidad. Soñarse en un baile con ropas de principios de siglo, con música suave y romántica, valses por ejemplo, insinúa que se está viviendo muy agitadamente y se anhela recuperar su equilibrio mental y emocional. En un hombre indica disgustos en los asuntos que maneja. Si era agradable será un buen presagio para nuestros éxitos amorosos.
Los colores en los sueños sugieren el mismo símbolo que se les conoce en la vida, por lo tanto, se pueden aplicar a los trajes y vestido o la ropa en general. Las características de la vestimenta son las que marcan el significado del sueño, ya que puede ser de diversas formas, colores y materiales y es posible que aparezca en muy distintas situaciones.Cuando un hombre sueña un traje a su medida, o si es mujer, un vestido, significa éxitos cercanos, si es que aparece limpio.El color azul en la ropa significa cambio hacia lo espiritual o intelectual, siempre buscando niveles elevados.
El miercoles tuve el día sensible. Por la mañana tuve la necesidad de escribir y empecé Tierra, uno de los relatos que tengo en mente. También creé más. Ya tengo en mente cinco relatos cortos, dos novelas y dos obras de teatro, y estoy escribiendo un relato y una historia y un relato que me da la sensación que va a alcanzar las proporciones de novela.
Por la tarde me ví las películas de HSM. Me afectaron más de lo normal, sobre todo la última, porque hablaba de despedidas y de amor a través de todo, y ese día la sensibilidad hacía que todo fuera para mí peor de lo que debía ser.
Y es que tengo miedo al final, a acabar, a las despedidas, a que toda tu vida, todas sus etapas, se escapen de tus manos, que, como diría Shakespeare, sean "demasiado repentino, como el relámpago, que deja de ser antes de que se pueda decir <<¡Un relámpago!>>". Él lo decía con respecto al compromiso en la obra Romeo y Julieta, pero bien puede aplicarse con respecto a la vida. Y si el final me da miedo y pena, el principio me causa pavor. El empezar de una nueva etapa, el no conocer a nadie, el comenzar desde cero... Todo es dificil, y más aun con mi timidez.
Por la noche salí a la procesión, y es que salía portando el estandarte de mi cofradía. Luego fui de madrugada a una segunda procesión. A mi me encanta la Semana Santa; saca lo mejor de mi, es como si tuviera la oportunidad de redimirme de todo mal, me hace darme cuenta de que puedo cambiar las cosas, de que todos estamos aquí para hacer algo en el mundo, algo que, grande o pequeño, siempre dejará huella.
Pero por la noche, en la última procesión, me entró un fuerte ataque de mal genio. Y es que esta procesión es una procesión del silencio, y en mi pueblo eso no existe. Más que acompañar a los santos en la procesión, en mi pueblo parece que se está en un corral de comedias. Están unos pocos que van porque lo sienten, otros que van en el centro de la escena por amor al arte, otro que van a lucirse, gente que va a hablar, mosqueteros que son los que se dedican a gritar, la nobleza, que va solo para que la gente del "pueblo llano" los vea lucirse. Es irritante, la gente no se calla, no dejan rezar a nadie. Es como una tertulia anual.
Y luego están la gente de mi edad física (más o menos) pero de una edad mental de unos dos años, y una líbido disparadas. Os explico, el recorrido de la procesión puede seguirse con el líquido de la calzada. Y este líquido no es la cera de los cirios, sino las babas de esta gente persiguiendo a los costaleros y a las costaleras. Os explico el ciclo: las chicas van detrás de los costaleros, los chicos detrás de las costaleras, otras chicas detrás de los chicos que persiguen a las costaleras y otros chicos que persiguen a las chicas que persiguen a los costaleros. Y luego están los que se ponen a sobarse y a besarse delante de las imágenes, a lo Paquirrín y su novia en los balcones de Sevilla.
Luego me fui a dormir, ese día había sido largo.
Me levanté con algo de dolor de cabeza. Por la tarde he estado en la celebración de la Última Cena. Y, además de lo bello, inspirador y espiritual de la ceremonia he experimentado una gran experiencia. He compartido banco y he tenido en mis brazos a unos niños que unas Hermanas de la Caridad que antes vivían en mi pueblo y que ahora están en una congragación en Sevilla que llevan un centro de acogida de niños. Ha sido una belleza. Esa cara de ese niño de dos años que que la hermana puso en mis brazos sin que este rechistara, el otro chico cogiendome del brazo y tratando de atraer mi atención, la otra niña pendiente de un chico en su banco y del que yo tenía en brazos, como si fuera su hermana o su madre, esa manera de cuidar unos de otros y esa capacidad de querer... Salí emocionado tras hablar después con ellos, tras dejar que le pequeño me diese un beso, tras presentarme a los otros...
Y es que los niños son mi debilidad. Y creo que me han aclarado algo del futuro: necesito ayudar a los demás para sentirme bien. Así que, si soy psicólogo, me gustaría trabajar ayudando a los demás, si puede ser en un orfanto o en un centro de acogida, y, si me hiciese derecho y opositara a diplomático, me gustaría colaborar de voluntario.
Esto ha sido grande. Y esta noche tengo Hora Santa y adoración al Santísimo, así que mañana me gustaría compartir con vosotros mis experiencias espirituales. Un placer hablar con vosotros, rezaré para que todo os vaya bien. Os salud vuestro amigo:
De Cotilla a Confidente

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