Buceadores en mi mare tenebrosum

viernes, 1 de enero de 2010

¡¡¡¡Feliz Año Nuevo 2010!!!!

A todos y cada uno de vosotros. Muchas gracias por la compañía y el afecto que me habeis regalado durante este año.
Os quiero a todos.
Este año, haciendo balance, ha sido del todo neutro acercándose a bueno.
He tenido unas notas aceptables, no han ocurrido desgracias en mi familia y, lo mejor, os he conocido a vosotros. Cualquier año tendría tintes de bueno con eso.
Pero también ha habido cosas malas este año: estrés, problemas nerviosos, depresiones, problemas en mi círculo de amigos...
Así que la balanza cae hasta compensarse.
Pero, ¿sabeis que? No me arrepiento de casi nada de lo que he hecho. Como dije una vez en una de mis entradas, "las buenas y malas experiencias son necesarias, además de beneficiosas". ¿Por qué? Porque nos enseñan, nos fuerzan a madurar: comprendemos como el trabajo duro reporta beneficios, o nos desengañamos cuando no los vemos; vemos como lo que llega por azar puede irse igual de rápido; nos eneñan que el mundo es efímero, que todo viene y va, y que todo está sujeto a un constante cambio, cuyo marco de referencia somos nosotros mismos y que, paradójicamente, sólo podemos ver lo cambios que se producen en nosotros mismo a través de la imagen que proyectamos en los demas.
El bien y el mal nos guían y nos forjan, nos enseñan a disfrutar de lo bueno y a estar prevenido para lo malo, y a aceptar, modificar o luchar contra las circunstacias negativas.
Ahora en algunos paises empezamos un nuevo ciclo. De aquí en adelante se nos abre un nuevo marco de referencia para valorar nuesta vida y nuestro entorno.
En un momento como cualquier otro que nuestra sociedad ha elegido, va a producirse un cambio enorme. La historia, la única disciplina que se encarga de gritarle a la cara a los hombres todos sus defectos, tomará un nuevo dato para sus sermones. Para nosotros, será una muesca más en la culata, hecha de datos que recordaremos toda nuestra vida con la fecha exactra, otros que recordaremos pero no sabremos cuando, y otros que no recordaremos pero que nos afectarán desde las sombras.
Por delante tenemos todo un nuevo periodo de 365 días para aprender y equivocarnos, para superarnos y avergonzarnos, para sonreir y llorar... Para caernos y levantarnos.
Porque eso es todo lo que cuenta, ¿no? Levantarse después de una caida. Es como el principio de supercompensación del entrenamiento: pimero sufres un bajón, pero este bajon te eleva. Si aprovechas esta elevación, la siguiente caida será igual de fuerte, pero más baja, y supondrá otra mejora, así hasta que consigas llegar a la meta de toda vida: poder superar los miedos, en especial, el miedo a morir.
Porque, ¿madurar no es acaso eso? Es simplemente que te evadas de los miedos de la infancia y aprendas a vivir, vivas cayéndote lo menos posible, sin pasar sobre nadie, intentando hallar la felicidad, enseñando a los demás lo que sabes, y llegar ante La Muerte, enfrentándola con una sonrisa y diciéndole: "He vivido, estoy satisfecho, gracias por esperar hasta el momento justo. ¿Dónde está la salida?"
Me estoy poniendo filosófico y paranoico. De nuevo os estreso con mis estupideces y mi visión tétrica de la existencia. ´
Sólo me queda desearos para este año que empieza y hasta el último día de vuestra vida y más allá de ella que seais felices, que la suerte os sonría, que no os falten el trabajo (bien remunerado), la salud, el dinero, el amor y la buena compañía.
Espero que este año no caigais y si, os caéis, os levanteis rápidamente.
También deseo que podamos compartir todo lo que nos pase, aunque sea a través de esta puerta trasera de la vida que son los blogs. Que podamos reir juntos, llorar juntos, y apoyarnos juntos.
He recibido en este año más amor por vuestra parte que el que me merezco, así que doy gracias al pasado año y pido al nuevo que me permita seguir estando con vosotros y me presente a personas igual de maravillosas, porque no existe nadie mejor que vosotros.
Espero que no os hayais atragantado con las uvas (las mías eran moradas y del tamaño de ciruelas, cortesía de mi abuela; hacía falta un permiso de obras para maniobrar con el racimo), que recibais al nuevo año con ropa interior roja y que compartais este año con las personas que más os quieran y a quienes más querais.
Un millon de besos y el abrazo más fuerte del mundo de parte de Alberto, que se desenmascara de cara al año nuevo, aunque siga firmando como DCAC por todo lo que este pseudónimo le ha dado, que es una de las cosas más valiosas que tengo: vuestra amistad.
Ahora, con mi cara ahora carente de toda máscara, sólo me queda desearos de nuevo lo mejor, desearos un próspero año nuevo a todos (en especial a Gildardo, Arual Agustín, Elena, Amanda, Lucía, Caperu, Mara, Holie, Julie, María, Alma, Mel, Marina, Sophie Pauu, Marina y Evangeline) y deciros a TODOS (los que he nombrado y los que no) que siempre tendreis aqui una mano por si, tras una caida, no podeis levantaros:
Alberto, más conocido como:
De Cotilla a Confidente

2 comentarios:

  1. Feliz 2010 a ti tambien, que lo disfrutes como si todo fuera nuevo, como si nunca hubieras saltado charcos hasta calarte los calcetines ni reido de pura satisfaccion con un refresco en la mano en un chiringito, que encuentres la fuerza para dar la cara cuando la vida quiera reirse de ti y te ponga la zancadilla y que se cumplan todos tus propositos de año nuevo.
    De nuevo feliz 2010 ;)

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  2. Mi querido amigo DCAC, se ha perdido en alguna nebulosa, de esta extraña blogosfera?

    jaja!

    Un beso, con gotitas de agua!

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