Por estas fechas suele venir siempre una amiga de la infancia de mi madre que vive en Pamplona, así que, como no, vino al cumple. Es una persona muy alegre y simpática y desde niño le tengo mucho cariño.
Pues bueno, cuando llegó me dijo: "Voy al concierto de Soraya, ¿te vienes? Por lo visto aun quedan muchas entradas por vender". Tras pensármelo muchísimo (como buen heredero de la indecisión de mi madre) acepté ir. Era en un pueblo más o menos cerca. También invitó a mi prima, así que nos fuimos los tres, la madre de la pamplonica de adopción (que tenía curiosidad por ver a la cantante) y la madre de mi amigo Khalo.
El concierto no estuve nada mal. Hubo un problema con los horarios, pues en unos carteles ponía que el concierto comenzaba a las 23:30 y en otros que a las 00:00, así que decidieron empezarlo a las 00:05 (como siempre, cinco minutos de cortesía).
La chica estuvo fantástica. Empezó con un traje cortísimo de cuero y transparencias y unas botas de tacón alto. Muy parecido al estilismo de Madonna, en la que se nota que se inspira mucho en sus espectáculos. Luego se puso un vestido corto cubierto enteramente de flecos plateados y por último una especie de bañador rosa.
Pero, a pesar de que estuve en tercera fila ante el escenario más o menos, se me olvidó la cámara, así que no puedo eseñaros fotos.
Cantó como un ángel, bailó como una ninfa y dio un espectáculo digno de Baco. Con ese vozarrón que tiene es capaz de detener el tiempo. A mi, por lo menos, me encanta. Y hizo con esto un gran homenaje a las artes escénicas.
Bueno, el concierto terminó, así que me quedé en casa de mis abuelos, que estaba más cerca del lugar de la actuación que mi casa. A la mañana siguiente mi madre me fue a buscar, para que pudiera descansar para estar fresco para esa noche, pues iba a ir al teatro. Y no a cualquier teatro.
Mi tía (prima hermana de mi padre), la actriz, la que me llevó a Alcántara, me ofreció ir con ella, con su hermano y con la mujer y los hijos de este (osease, mi prima y mis tíos) a ir a un teatro muy especial, a uno al que los anteriores llevan yendo varios años, pero en el cual yo sería novato: el Teatro Romano de Mérida. Estaba exultante de felicidad, pues no sólo iba a ver por primera vez ese escenario mágico (a pesar de que vivo a 2 horas de Mérida, sólo he ido al museo, porque el trabajo de mi padre no le deja mucho tiempo para viajes), además iba a presenciar una de mis cinco obras de teatro favoritas : Medea, de Eurípides (las otras son Soliloquio de grillos de Juan Copete, Romeo y Julieta y Sueño de una noche de verano de William Shakespeare y Don Juan Tenorio de José Zorrilla). Y no una Medea cualquiera, una interpretada por la genial Blanca Portillo, que para mí siempre será Carlota en la serie 7 vidas, a pesar de que no la recuerdo bien porque me cogió muy pequeño. También la he visto trabajando en Volver de Almodovar, como Agustina, la vecina de la tía de Raimunda, personaje que interpreta Penélope Cruz. Hace un trabajo soberbio.
Llegamos a Emerita Augusta y aparcamos en una calle cercana. Llegamos al teatro y me quedé maravillado. No se si os he comentado alguna vez que me gusta el arte (:b). Aquí os dejo una foto del teatro, encontrado a principios del siglo pasado en unas excavaciones:
Este teatro, con capacidad para 3000 personas, acoge cada año el festival de teatro más importante de Extremadura y uno de los más importantes de España. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993 (anda mira, el año en que yo nací).
Y si hay una obra que dice más que ninguna en este festival es Medea. La versión que hizo Séneca de este mito fue la primera obra que se escenificó allí, en 1933. También lo hizo en 1934, pero debido a la inestabilidad política en que estaba sumida España, el festival tuvo que suspenderse. Fue dirigida por Miguel de Unamuno e interpretada por la musa de Lorca: Margarita Xirgu (a la cual le han erigido una estatua en una de las salidas del teatro para conmemorarla). Aquí os dejo unas fotos de la actriz: una caracterizada de Medea y un retrato suyo.
Otro caso que hay que destacar cuando se habla de Medea en Mérida es el de la actriz Nuria Espert, que se ha consagrado como la verdadera Medea emeritense por tres soberbias versiones que ha hecho de la gran hechicera. la ha interpretado con 24, 44 y con 65 años (esta en 2001), y, según los críticos, su interpretación del personaje parece haber madurado con ella. Tras esta última interpretación, aseguró dejar de interpretar Medea, y durante el homenaje que se hizo en Mérida a Margrita Xirgu como Medea el año pasado en verano, interpretó uno de los monólogo y dio el relevo a Blanca Portillo. Aquí van unas fotos: Nuria Espert, la actriz en las tres versiones de Medea, la actriz en el homenaje a Margarita Xirgu y, por último, una foto con Blanca Portillo ante una lámina de Xirgu.
Pues bien, Blanca Portillo, es una digna sucesora. Nos sentamos bastante arriba, en la segunda fila desde el gallinero. Pero por lo menos estuvimos sentado en un extremo, al costado del escenario, así que cuano se acercaban lo suficicente podríamos ver bien las caras.
La obra empieza con Blanca bajando por las gradas con un abrigo, un pañuelo en la cabeza y una maleta, como una exiliada de la guerra. Después baja al escenario y aparecen de las puertas unos periodistar persiguiendola. Ese es el principio de una obra dirigida por el esloveno Tomaz Padur, una obra mágica, con música de acordeón y canto en directo. Es una obra que mezcla objetos y situaciones actuales con el texto y la situación histórica que narra Eurípides y elementos del folklore de Europa del Este. Es una historia a dos tiempos, en que Medea recuerda lo que pasó el día en que mató a sus hijos, como si su recuerdo hubiese sido encadenado a la tierra en el momento en que cometió un crimen que fue capaz de extremecer a toda Grecia.
Como narradores actuan la propia Medea, la nodriza (la gran Julieta Serrano) y un centauro (Asier Etxeandia), este último actuando cuando los demás están fuera de escena y siendo asesinado varias veces durante la obra por una ano invisible. En mi opinión, este centauro representa la verdad. En mi opinión, estos tres últimos actores fueron los que mejor lo hicieron. Los emotivos diálogos y monólogos de Julieta Serrano, con su voz inundada siempre por los sentimientos de ira, dolor y compasión (por separados o juntos). Asier, en su papel de centauro, empieza con sus pies dentro de un cuerpo de caballo, es decir, un centauro en toda regla. pero después sale de ellos y empieza a andar como lo haría un caballo, y de vez en cuando bufa o relincha mientras habla, tal y como lo haría este animal. Su manipulación de su voz, sus facciones y su dominio del escenario hacen de el un actor soberbio, al menos en esta obra. En cuanto a Blanca, ¿que se puede decir que no se haya dicho? Es aparecer en el escenario y puede hacer lo que quiera con la mente del público: si quiere pasar desapercibida, parece pequeña, pero, sino quiere hacerlo, parece que el escenario es una prolongación de su vestido, pues parece impregnado con la pigmentación de la bonita gasa negra, blanca o roja que lleva. Su voz es perfectamente concordante con el texto, y le da unos matices que te ponen los pelos de punta, o hace que se te llenen los ojosde lágrimas (como me pasó mas de una vez, tanto con ella como con Juieta, Asier y una vez con Alberto Jiménez, que interpreta a Jasón). Consiguió hacer a una Medea humana y deshecha por el dolor, que protagoniza una obra cuyor elementos invitan a sentir en vez de a pensar. En resumen, una orgía de arte con un ballet de hombres y un coro que desemboca todo junto en una orgía de arte y sentimientos que han hecho que mi corazón y mi mente se expandan hasta límites desconocidos para mí. No sigo por si alguien tiene la oportunidad de verla en Mérida o en la gira que (supongo) harán por los teatros españoles. Ahívan fotos de Blanca encarnando a Medea, de Asier Etxeandia, Julieta Serrano y Alberto Jiménez.
Para mi, Medea es muy especial. Parece mentira que una mujer que matara a sus hijos me guste, pero la adoro, y espero que no me entendais mal. Es una mujer muy fuerte, que está dispuesta a hacer lo que sea por llevar a cabo su venganza. Es la pimera feminista, y lo que hace con sus hijos, aunque cruel, es una muestra de lo que puede hacer una mente desesperada y enagenada en una voluntad de hierro. Tenía miedo de llevarselos con ella y que murieran de hambre, y de dejarlos en Corinto y que sus enemigos los dañaran más aun, así que su retorcida moral solo encuentra esa manera de "protegrlos", pues se cree con el poder de quitarles la vida que ella les dio. Medea es la mujer que lo pierde todo por amor, y que un hombre ambicioso avandona para conseguir más poder que el que ella podía proporcionarle, así que la repudia, como si fuese un objeto, como que es una mujer en una Grecia misógina y machista. Pero ella no es una mujer sumisa. Es una mujer capaz de luchar por lo que quiere y siente, y que no tiene escrúpulos. Me resulta admirable por un lado, temible por otro y odiosa por un tercero. Además, le cogí cariño gracias a un relato que escribí de una actriz española londinense de adopción que interpretaba esta obra (disculpadme que no lo publique, pero lo he hecho en el blog del taller de literatura y creatividad, y no quiero que nadie me siga la pista). Si teneis la oportunidad, leed la obra; además es muy corta.
Siento no haber escrito hasta ahora, pero estaba en un estado alterado de conciencia que me provocó en teatro.
Siento no haber escrito hasta ahora, pero estaba en un estado alterado de conciencia que me provocó en teatro.
Gracias a los que me habéis apoyado con mi relato, me han emocionado mucho vuestros comentarios
Si necesitais algo (y esto va por todos) no dudeis en avisarme. Un beso y un abrazo de vuestro amigo:
DCAC